Alex B. Raco
Postgrados Universitarios de
Especialista Trastornos Ansiedad,
Hipnosis Ericksoniana
y Psicopatología Clínica
Autor del bestseller
'Nunca Es El Final'
Discípulo del Dr. Brian Weiss
Con la tecnología de Blogger.
Todos somos uno
"El ser humano forma parte de un todo que llamamos Universo. Piensa y siente por sí mismo, como si estuviera separado del resto; esto es como una Ilusión Óptica de la Conciencia.
Esa Ilusión es una cárcel que nos circunscribe a las decisiones personales y al afecto a las personas más cercanas.
Hay que traspasar sus muros y ampliar ese círculo para abrazar a todos los seres vivos y a la naturaleza en su esplendor".
Albert Einstein
La gran unificación, el sueño de Albert Einstein, nunca será posible sin incluir el estudio de la consciencia.
Religión viene de religare (volver a unir), Yoga significa Unión, todas las religiones van detrás de ese «Todo es uno». Ciencia y religión búscan la unión, el todo, la consciencia de la luz. La energía es como el agua, toma la forma del recipiente que la contiene. Hasta no ser conscientes de la energía la seguiremos confundiendo con sus recipientes. Esos recipientes son nombres como: vacío, depresión, soledad, silencio, etc. Sin embargo, la energía es una espiral, un remolino que solo se puede sentir y disfrutar, cualquier nombre es solo un recipiente más.
La energía corporal surge de oscilaciones eléctricas en las neuronas y las células, todos la sentimos intensamente cuando al hacer contacto con alguien nos recorre un corrientaso y ocasionalmente hasta podemos ver la chispa. Por tratarse de electrones, energía y ondas, la física cuántica es la ciencia que debería explicar las sensaciones, pero aún no sabemos como sentimos, sabemos poco de la energía y su relación con las sensaciones, el cerebro y la conciencia.
Al introducir un termómetro en agua cambiamos la temperatura original, nunca podemos saber nada de algo hasta no medirlo y al medirlo lo transformamos. Medir implica cambiar lo medido. Los aparatos que miden la energía (voltímetros, electrocardiogramas, electroencefalogramas) son ciencia, pero cuando llegan a la mente del científico que observa pasan a ser mediciones subjetivas ya no tan reales. En la mente del observador desaparece la objetividad científica porque no sabemos como sentimos. Solo descubriendo a fondo como sentimos podremos saber que es lo real.
Algunos experimentos señalan que el cerebro crea la realidad cuando percibe. Por todo lo anterior se hace imprescindible una ciencia que estudie el sentir, que estudie la conciencia, sin ella no se puede hablar de realidad objetiva y de ciencia. El científico es un ser de energía interpretando la energía, cuando en realidad la debería sentir, hacerse uno con la energía, esa sería la mejor manera de comprenderla. La ciencia ya está en sus fronteras, más allá de ellas se vislumbra la consciencia. Los científicos pronto tendrán que volcar sus investigaciones hacia adentro y aceptar que sin calibrar sus sentidos (naturales analizadores de frecuencias con los que decodifica, modifica y crea su realidad) sólo se podrán aproximar a la energía con un modelo racional y teórico de interpretación pero jamás podrá tener certeza sobre ella.
Las preguntas que más se hace la ciencia actual son: ¿Qué es la consciencia? ¿Cómo percibimos? ¿Qué es sentir? ¿Qué es esa energía que sentimos? ¿Existe una realidad allá afuera o hay que crear la realidad en la que valga la pena creer? La ciencia busca con afán la respuesta a estas preguntas.
Aprenderemos sobre la energía, sobre su naturaleza musical y lumínica, le daremos un recipiente adecuado, aquel que no la juzga ni la encasilla con nombres que no son los reales. Por eso utilizaremos el lenguaje de la física porque son los físicos los que con más inspirada y ferviente devoción han consagrado su vida al estudio de la luz y a la veneración por el universo y las estrellas, por su gravedad y su unidad con lo terrenal y el micromundo de las partículas.
Las fronteras entre ciencia y religión cada vez son más estrechas, finalmente todos somos devotos de la luz. Según Einstein para la luz que salió del big bang no ha pasado ni un segundo porque a la velocidad de la luz el tiempo no transcurre. Los fotones son eternos, pueden estar aquí y en otra galaxia a la vez, son luz. Lo que más se parece a la definición de Dios es la luz. Todos somos devotos de la luz y de la energía y todos buscamos esa gran unificación con el todo.
Espero que el lector no se asuste cuando le digo que de la mano de la física cuántica entenderemos nuestra energía, nuestro sentir, nuestra conciencia o incluso la luz divina porque vamos a descubrir que al entender nuestras sensaciones en términos de fotones, electrones y cuantos, aquella física mal entendida que tanto nos traumatizó en la secundaria se hace comprensible, agradable e imprescindible pues nos libera de tener que enclaustrar nuestra luz, energía y conciencia en el estrecho, limitado e inadecuado recipiente de: los conceptos, las doctrinas, las creencias, los tabus, los temores, los prejuicios y las afirmaciones infundadas, supersticiosas, míticas, culposas, malintencionadas o simplemente malentendidas y malinterpretadas. No hemos entendido la física cuántica simplemente porque no entendemos nuestra mente y nuestro sentir, pero de la mano del sentir vamos a entender que la cuántica es no solo comprensible y explicable, sino también, coherente, unificadora y más liberadora de la conciencia que cualquiera de las actuales religiones ya gastadas, manipuladas y mal interpretadas.
Enfermedades como la psicosis, la depresión, el pánico, se originan por ignorar las leyes y fenómenos cuánticos que se están expresando a través de ellas. Al conocer las leyes cuánticas y aplicarlas al sentir, lo que antes era una debilidad se convierte en nuestra mayor fortaleza. Desconocemos nuestra mente por no entender la física cuántica y no entendemos la cuántica porque desconocemos nuestra mente. A los físicos les asusta lo mental, lo sensible, el hemisferio cerebral derecho (simbólico), lo religioso y a los estudiosos de lo espiritual y del hemisferio cerebral derecho les espanta la cuántica.
Despectivamente los físicos opinan que lo mental es imaginación, sin embargo saben que sin comprender el fenómeno de la conciencia del observador, la física termina también en lo imaginario. Una ama de casa no necesita saber termodinámica para entender de que manera la olla a presión cuece los frijoles, pero intuitivas nociones de la energía le permiten entender la física doméstica. No se requiere una comprensión profunda de la cuántica, basta con captar de una manera intuitiva aquellos de sus conceptos que simplemente nos permitirán manejar con un nivel «doméstico» los cotidianos fenómenos de nuestro cuerpo mecanicocuántico. Lea la información de este sitio como cuando sale a caminar. Hay elementos del paisaje que lo atraen, otros le pasan inadvertidos, no intente captarlo todo de una vez.
Cada día tenemos un ensueño y sólo vemos aquello que encaja y es isocrónico con ese ensueño. Aceptemos que hay cosas que solo se entienden a su debido tiempo, nunca antes ni después. Mañana, desde otro ensueño, veremos lo que hoy no vemos. El objetivo más que entender, es lograr que los conceptos muevan y estabilicen energía, tener conciencia del cuerpo, de la energía, conciencia de la conciencia.
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